domingo, 26 de julio de 2009

SOMOS UNA FAMILIA

Personajes

Iza, 13 años, hace sarapes.

Felipe, 46 años, jornalero en el campo.


Escenografía

La escena se desarrolla en una jardinera que está afuera del taller de artesanías donde trabaja Iza.


Época

Chiapas 2008.


Al abrirse el telón vemos:

Es de noche, Iza está sentada en una jardinera afuera de su trabajo. Cuenta su paga, cuando Felipe la aborda.


FELIPE: Por fin te encuentro, a dónde andas chamaca que tu mamá está re preocupada.

IZA: Entré a trabajar. ¿A qué vino?

FELIPE: Te digo que tu mamá me mandó, ámonos a la casa. (La toma del brazo).

IZA: (Se jala para que la suelte) Ya vivo en otro lado.

FELIPE: Cómo eres burra chamaca, tu mamá está enferma y necesita que la ayudes a cuidar a tus hermanos. Ya sabes pues, como es más grande que yo aguanta menos. (La obliga a pararse de la jardinera) Ámonos, camina.

IZA: No quiero volver pa’ allá, yo ahora vivo en otro lado. Ayúdela usted, son sus hijos ¿no?


Pasan algunas personas cerca de ellos. Iza aprovecha el momento para soltarse de Felipe e intenta huir, pero Felipe la alcanza y la abraza de la cintura.


FELIPE: Si quieres te acompaño por tus cosas y nos regresamos a la casa.

IZA: Pos cuando le dije que sí regreso.

FELIPE: Eres una malagradecida, tu mamá es re buena contigo y mira cómo le pagas.

IZA: Mi mamá nomás piensa ya en sus escuincles.

FELIPE: ¿Por qué te juiste he?, tus hermanos andan solos por hay, por la hierba todo el día y nadie les da de comer, la otra vez el chiquito se bajo al barranco y no lo mirábamos desde que nos juímos al arado.

IZA: Pos que se quede ella a cuidarlos, nomás anda tras de usted.

FELIPE: Ella me acompaña a trabajar, entre los dos ganamos más, no seas sonsa.

IZA: Usted se la pasa en los pulques todo el día. Ella que se quede con los escuincles y usted trabaje de adeveras.

FELIPE: Tú debes estar en la casa, mocosa, cuidando a tus hermanos, pa’ que te juítes, acá estás mejor y no tienes que coser sarapes.

IZA: En la casa hago cosas que no me gustan.


Felipe la avienta contra la pared y la aprisiona de los hombros intimidándola.


FELIPE: Te voy a dar con la riata, mejor ámonos.

IZA: Luego voy.

FELIPE: Cuándo es luego.

IZA: Luego.

FELIPE: Tu mamá tiene dolor de caballo y no puede cargar y hacer la masa.

IZA: Pos déjela en la casa, no se la lleve a la siembra.

FELIPE: ¿Por qué te juítes? Somos una familia.

IZA: Usted no es mi papá.

FELIPE: Como si lo fuera mocosa.

IZA: Pero no lo es.

FELIPE: Tus hermanos te buscan y te buscan y no te miran.

IZA: Luego voy a verlos.

FELIPE: Se nos van a morir de que nadie los cuida. Se quedan solitos todo el día y se van a las cuevas.

IZA: Dígale a la esposa de Don Cipriano que los mire.

FELIPE: (Grita) Pos que no entiendes que somos una familia. Tu obligación es cuidarlos mientras su madre y yo traemos los frijoles.


Felipe la jala de los cabellos.


IZA: ajá.

FELIPE: Ámos por sus cosas, ¿dónde está durmiendo?

IZA: Luego me voy.

FELIPE: Ámos ahora, obedezca, que es todavía una mocosa.

IZA: Acá duermo bien y le pago mi comida a la señora.

FELIPE: ¿Dónde duerme?

IZA: Por hay.

FELIPE: ¿Tú quieres que tu mamá se muera verdad?

IZA: No.

FELIPE: Pos se va a morir si no regresas.

IZA: ¿Por qué me dice eso? (Llora asustada)

FELIPE: (pela los ojos). Se va a morir de verdad y tú vas a tener todita la culpa.

IZA: Es que yo acá duermo bien. Mejor déjeme así.


Felipe prende un cigarro y su tono de voz se vuelve complaciente.


FELIPE: Pos acá también dormías bien, tienes tu petate pa’ ti nomás.

IZA: Allá no duermo.

FELIPE: Pos ahora si vas a dormir bien, de veras, y si te apuras hasta tempranito.

IZA: Mejor me quedo acá.

FELIPE: Entonces ve nomás a despedirte de ella. A lo mejor no la vuelves a ver viva.

IZA: Si la vuelvo a ver.

FELIPE: Yo creo que ya no la vuelves a ver.

IZA: Voy a ir a verla con mi madrina.

FELIPE: Tu madrina se jué a San Cristóbal, le quitaron el jacal. (Se carcajea) Ámos por tus cosas que ya me estoy calentando de adeveras. ¡Jálele!

IZA: Si voy.

FELIPE: Pos ándale camina. (Él se adelanta, pero ella no se mueve)

IZA: Sí, luego voy.


Felipe se quita el cinturón y levanta la mano para asestarle un golpe. Iza cierra los ojos y agacha la cabeza.


FELIPE: Ahora sí te chingo escuincla. (Pega en la pared con su cincho): ¿Por qué eres tan terca? Camina.

IZA: Sí.

FELIPE: Pos ya… que se hizo renoche.

IZA: (Suplicando) Ya no quiero que usted se acueste conmigo porque ahora sí lo mato. De veritas que sí lo mato.


El llanto de Iza es entrecortado. Unas personas pasan y se les quedan mirando a los dos. Felipe abraza a Iza y finge consolarla.


FELIPE: Ya no llore mijita, su mamá se va a poner bien, nada le va a pasar. Ande, regrésese a su casa para que la cuidemos. Acuérdese que somos una familia.


Las personas le sonríen a Felipe y se alejan en la oscuridad. Felipe aprovecha la soledad de la calle para acariciar los pequeños senos de Iza.

Telón.

viernes, 10 de julio de 2009

Oníricamente muerta



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El día y la noche, no el lunes ni el martes,
ni agosto ni septiembre;
el día y la noche son la única medida
de nuestra duración.
Existir es durar, abrir los ojos y cerrarlos.
Jaime Sabines.

Es un sueño que gestó la muerte...

Ella ensaya las formas de morir de día
o a cualquier hora, con el rostro apagado
como un gato que duerme eternamente
con las patas cansadas de pisar tantos tejados.

En esa hora del día en que nada acaba y nada empieza
cuando la ciudad es un cadáver que ronca
el cielo desteñido cierra sus nubes oscuras
con el claro de luna se dibuja el horizonte.

Pálidos dedos deshacen agujetas Converse
y llevan el líquido tóxico a la boca seca.

Inmóvil ella
juega su sangre al perpetuo silencio
inclina su conciencia al techo cuarteado
se persigue a sí misma en un círculo vacío
sin alcanzarse en la contracción de la muerte.

Ya es un leve gemido de espuma
que nunca más regresará del mar de la inconsciencia.

Conectada
su libertad atrapada en la trampa bruma
ella se resiste a la vida sin sentido
y la muerte se resiste a destiempo.