miércoles, 23 de febrero de 2011

Niña



Todos los días trato de acordarme de ti:

cómo era tu voz,

a qué jugabas,

qué te hacía llorar,

de qué parte del estómago brotaba tu risa.


Todos los días toco la cicatriz de mí rodilla

y procuro no arrancarme la costra

que quedó aglutinada en mi alma,

con otras más que aún duelen.


Todos los días te canto

esa canción que culminó tu infancia

Te digo con los ojos que te quiero

aunque a ti veces se te olvide...

viernes, 18 de febrero de 2011

Olvidarte


Olvidar que existes, es fácil

como cerrar la ventana

para no oír tu voz como un ruido que molesta.

Tirar la manzana que ya no comes

y que supura líquidos pestilentes

contaminando mi espacio.


Olvidar todo de ti, tarea sencilla.

Como cambiar de canal al televisor

soltar el drama y ver comedia

o apagar el aparato, francamente

y escuchar música barroca.

                 Nada comparado a la sencillez tuya.


Alejarme de tus símiles

no hacer caso a tus muebles:

tu silla predilecta

      el lado de tu cama

            la mesa de centro que acunaba tus pies.


Dormir con seis cobijas

romper tu taza del café

dejar el gato afuera

comer sobre la cama

y fumar otra vez en el baño.

Ser yo, así como era antes de ti

con el plato de comida tan alejado de las formas

mientras se enfría con mis lecturas.


Sí puedo olvidarme de ti.

Necesito comenzar ya el desorden en la casa.

Cerrar la ventana

                 -por dentro y por fuera-

esperar a que la fruta que compré, por si llegabas

                                supure tu ausencia.

Silenciar todas las músicas del mundo

conciliar el sueño y cobijarme

                           pesadamente

                                 como a ti no te gustaba.


Matar al gato que duerme en tu vacío

Volver a comer… Para comer sobre la cama

                                       y a fumar ya he empezado.


Falta acordarme exactamente

como era yo antes de ti.

Recuperar el olor de mis soledades

regar por la casa mis libros favoritos

que pacientemente ordenaste en la estantería.

Estar sin bañarme otros tres días

                                           ¡Ah!... Y comer.

Necesito volver a comer sin ti.

sábado, 5 de febrero de 2011

El sótano



Apenas me asomaba al sótano

un haz de luz iluminaba

las cajas roídas por el tiempo

                             ... y una que otra rata hambrienta de mi memoria.


Fotografías húmedas

por las lágrimas de una infancia rota.



Apenas un paso adentro

los murmullos patearon las tapas

rasgando la cinta que los sellaba.


Un recuerdo escapó…

Un dos tres por todos mis amigos

susurró mi nombre

al encontrar mi escondite

tras la puerta de los treinta.


Los años me miraron a los ojos

antes de subir por la escalera

y cerrar la puerta con indulgencia.


Las risitas de las cajas asomaron sus cabezas

                                     el aro azul rodó.

El juego de la oca

Platero y yo nos asustamos.


El silencio quedo inerme

ante tanto alboroto

que huyó a otras infancias

de apagadas voces

de dormidos recuerdos…


Ya soy parte del barullo:

voces niñas me acompañan,

trinar de canarios,

maullidos pintos,

aguaceros de láminas,

las piedritas en los vidrios…


Ya salen los abuelos y los padres

los amigos aún infantes.

Apenas…


Y comienza el juego

de la edad desgastada.


Merodeando a tientas el sótano

voy con la penumbra en el alma

los ojos aguados

las rodillas raspadas

buscando…

         oliendo…

                    gritando..

Un dos tres por todos los que me faltan...