viernes, 13 de marzo de 2009

Lo siento más yo que el gato



El gato huyó por el abismo que dejaste
Atrás de esa puerta oxidada y rota… Yo
Recogiendo los pedazos de ti
Lo siento más yo que el gato
No encuentro horas buenas
Ni duermo enroscado en la angostura de tu espalda
Mi piel se eriza toda
Cuando los recuerdos tuyos resuenan en la alcoba
Con un gran maullido que nunca acaba
Lo siento más yo que el gato triste
Que ronda en círculos su plato vacío
Que escapa de tu abandono cada noche
Cargando en su lomo nuestro tejado roto
Con más costillas que pelaje negro
Animal que husmea en el trozo de tu cama
El aroma de tus brazos circulares
Sin el bulto de tu cuerpo bajo las sábanas
En tan ancha soledad se acurruca
Y duerme con lo que le queda de ti; de él
Da lástima su ronco ronronear
Cuando salta al cajón de tu olor
Arañado la madera de tu cuerpo
Pero me doy más lástima yo
Que habito su agonía con la mía
Sin más refugio que los fantasmas atrapados
En los ojos verdes de ese gato casi muerto
Sé que no volverás en este tiempo que se agota
Que agoniza en la línea de mis parpados apretados
Y en el pescuezo de un gato que ya no lucha
Mi mano asfixiante es el silencio
Pero qué importa ya el silencio
Si el gato y yo pactamos
Compartir la misma tumba


1 comentario:

Edmer Montes dijo...

Melancólico, y con mucha fuerza. Me gustan tus textos. También el cuento del niño y la monja... que fuerte

Gracias por pasar por mi espacio.
Saludos