viernes, 6 de diciembre de 2013

De momentos...

Y, ahí, comprendereis. Miguel O. Menassa


Estoy envuelta en una nube de vicio. Mis pensamientos son como el humo de mi cigarro que ronda sobre mi cabeza. Dispersos hilos discontinuos que se esparcen a la fría atmosfera. No sé si están mejor dentro de mí o afuera, pero los libero o me libero de ellos. Su destino, por ahora, es no llegar a algún lugar de descanso o trabajo. Sin tregua, de la misma forma que en que nacen, mueren. 

     Hubo un tiempo en que todo era claridad. El horizonte era más que un trazo lejano y curvilíneo. Era la certeza de que cabalgaba hacía un sitio seguro, donde habría de recibir una cosecha abundante de sosiego para el alma.

     Hoy, desidia. La desigualdad entre las formas de mis imágenes y mis ilusiones, inhiben todo avance a la aventura. ¿Qué hay detrás, qué hay más allá, qué hay tan sólo a cinco minutos de distancia? No lo sé. El pasado se acomoda a cada instante y exige se le deje intacto, incólume ante mis preguntas. El futuro es como una caja negra, llena de cintas multicolores con nudos que desenredar. Y en este momento siento como otros  and no one called us to the land and no one crosses there alive. No one speaks and no one tries no one flies around the sun....

     Ahora mismo me parecen mentira tantas cosas que hasta ayer resultaban verdaderas. Y quiero gritar esperando que alguien desde su orilla me oiga y diga “calma, ya pasé por eso y no morí”. Ni siquiera sé quién podría ser ese alguien. A mi alrededor la música se apaga y los sonidos tan cotidianos se reproducen indolentes, ignorando mi necesidad de otredad. 

     Hoy necesito rasgar la tela de mi vida para descubrir qué hay atrás. Con suerte lograré hacer un hoyo tan grande que quepa todo mi cuerpo y por un tiempo hasta desaparezca.

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