sábado, 6 de septiembre de 2008

SUICIDIO COLECTIVO



Quisieron dejar de existir

Que no quedara nadie en esa soledad

Apagaron la luz de sus balcones

En sus trincheras

los sepultó la oscuridad


El aire recogió sus miserias

La calle de piedras lavadas

dejó de ser río de gente

Y la iglesia con sus torres

nunca fue perdonada


El polvo esperó ser agitado

Los ecos aguardaron el regreso

Las cúpulas de los árboles

ondearon la tristeza de las noches vencidas


Y terminó


Se durmieron en un sueño rojo

Mariposas negras aplaudieron la insolencia

Una lágrima derramó la roca.


Y el tiempo se llenó de moho

cuando musitaron sus fantasmas.


No quisieron ser unos

Fueron todos

Arraigados en sus tierras ultrajadas

Desde los siglos

Hermanos olvidados

Dignos hijos de Dios

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